Un hombre que, procedente también del mundo del espectáculo, donde ha hecho teatro y musicales, se describe como “carnavalero en solitario” intentando siempre llamar la atención dependiendo del momento político que le tocase vivir, como “la época de Pinochet” hasta la actual, y ha lucido todo tipo de disfraces.

Entre sus preferidos está el de luchador de sumo, con ese relleno de goma espuma tan característico o el de Dalai Lama con el Pollo de Arrecife, para el que tuvo que pelarse al cero.

Carnavalero de pro, asegura haber sido partícipe de la fiesta desde siempre. “Llevo cincuenta años disfrazándome, tengo fotos desde el año 68 y no me he perdido ningún Carnaval en todo este tiempo”. Por ello puede hacer un balance de la evolución de esta alegre celebración y asegura que echa en falta un programa más extenso para las fiestas de la capital y con mayor participación de la gente durante todos los días de celebración de un carnaval que ha evolucionado hacía los “mogollones” y del que dice que “somos la única capital de Isla que no contamos con el siguiente fin de semana para seguir disfrutando”, tras cederle Arrecife este honor a Puerto del Carmen. “Volver a tener dos fines de semana de Carnaval, esa es la mayor reivindicación que hago”.